martes, 27 de abril de 2010

The phantom of the opera II

- De acuerdo. – con sonrisa falsa – les interpretaré la tercera escena de la despedida de Hannibal y su esposa.
- Perfecto!! – Los dos al unísono, habían salvado la actuación de la noche y todo el dinero de la sala aforo completo, menos mal.
Más allá entre las cortinas ondulantes de tercio pelo rojo oscuro dos bailarinas llamas Elisabeth y Megan hablaban sobre el duque.
- Me parece que es Raoul… de pequeños solíamos jugar en su villa todas las tardes – a Elisabeth, ella morena y esbelta se le iluminaron los ojos como dos luceros en la oscuridad de las sombras.
- Es muy guapo! – contestó Meg, que era rubia, de cara redonda y ojos azul cielo a su amiga que por lo visto estaba ausente en aquellos momentos.
Les mandaron callar, la cantante iba he empezar su demostración de lo que para algunos era El Magnífico Berrido, muy parecido a una tortura para reventar los tímpanos.
- Piensa en mi, donde tu vayas…
Su voz era chillona, estridente y de una potencia increíble pero completamente inapropiada para una canción de amor melancólico de aquel calibre. En unos segundos la única persona que la escuchaba era ella misma ya que los señores habían vuelto a su tema favorito. Las bailarinas. Comentaban cerca de la maestra de danza, Mad. Guiri.
- Quien será esa rubia con cara de ángel?
- esa es mi hija Megan , M. Firmin – secamente
- Y esa muchacha morena de piel blanca? – se interesó M. Henri
- Ella es Elisabeth Daae, una joven promesa de la danza y el canto. En efecto muy prometedora… - la última frase era más bien un pensamiento para ella misma que una información para los señores.
- Me suena el apellido Daae, es alguna familiar del famoso violinista Edward Daae?
- Si, es su propia hija. Huerfana a los 7…
No puedo acabar la frase, se oyó un gran estrépito y un alboroto mayor aun que se formó en unos pocos instantes donde anteriormente estaba Carlotta.
Un panel del decorado para los fondos que colgaba de techo había caído encima de ella, al parecer, por accidente.
- Siñora!! – corrieron a quitarle la telas y los plásticos de encima.
- OooOOHH! Ya es la quinta vez en lo que va de año!
- Tranquila, estas cosas pasan.
- estas cosas pasan, dice, ESTAS COSAS PASAN!! PUES YA NO ME VAN A PASAR A MI!! – se marchó igual de indignada que la primera vez que montaba el numerito, pero ahora se marchaba de verdad. Le dolía la espalda y se le había deshecho el pelo. No quería que le dijeran cosas bonitas, por lo menos de momento.
Firmin y Henri ya no sabían que hacer.
En aquel ambiente tan tenso Raoul se empezaba a sentir realmente incomodo en aquella situación, así que decidió marcharse sin decir nada. Paso por el lado de Elizabeth que lo miró esperando que él se parara y la saludara por lo menos. Pero no, pasó por su lado seguido por una ráfaga de viento que olía a una colonia para hombre que olía a madera.
- No me ha reconocido… - con la cara bajada y la mirada dirigida a la punta de las zapatillas de ballet.
- Tranquila, eso es que no te habrá visto… no le des importancia…
La maestra de baile salió de entre la oscuridad por donde anteriormente había desaparecido para no oír aquello volvió con una nota y dirigiéndose a los dueños leyó en voz alta.

Queridos nuevos dueños de MI Opera:
Me alegro de darles la bienvenida a mi teatro, espero que el incidente que acaban de tener se solucione rápidamente y sin demora.
Me gustaría recordarles por si lo habían olvidado que espero mi paga de 4.000 euros al mes y la reserva que deben mantener permanente en el palco número 5 para mi uso particular. Atentamente.
F.O.

El nombre del Fantasma de la Opera corría de boca en boca entre los actores.
El escenario cada vez estaba más cargado de sentimientos como el nerviosismo por saber que pasaría aquella noche, rabia, frustración y un larguísimo etcétera de pensamientos y palabras no aptos para gente fina o como mínimo bien educada.
Ni las moscas se atrevían a molestar volando por allí, no fuera que una descarga eléctrica que hubiera en el aire las chamuscara.
Md. Guiri rompió el silencio con voz segura.
- Podría cantar la señorita Elisabeth, creo que esta perfectamente capacitada.
Toda la gente de la sala incluidos los que estaban en el patio de butacas la miraron abriendo mucho los ojos, como si captar más luz les ayudara a comprender lo que acababa de decir. La joven la miró como si no entendiera bien lo que oía.
- Pero yo…
- No creo que pase nada por probar, pero de cómo está ahora la cosa seguro que no – afirmó el director levantando la batuta.
Tomó aire. Firmin tomó aire, sincronizado con Henri. Md. Guiri y su hija también tomaron aire. El momento lo exigía.
Las notas de la orquesta empezaron a sonar y segundos más tarde la voz se oyó en todas las partes de la enorme habitación.
Los acordes y sus respectivos bajos se escuchaban a la perfección, pero lo increíblemente hermoso era la voz de la muchacha de 18 años. Era clara como el agua y blanca como ningún otro allí había escuchado jamás, posiblemente ni siquiera soñado. A los presentes se les puso la carne de gallina.
Por supuesto a la noche actuó ella que vestía un traje largo del siglo XIX blanco, con decoraciones de perlas y en el pelo rizado pequeños ganchos que mantenían una joyas de considerable tamaño.
El las entrañas de la Opera un chico moreno, con el ojo derecho marrón y el otro verde aguado ataviado con unos pantalones negros, camisa blanca, chaleco azabache y una máscara que le cubría la mitad izquierda de la cara disfrutaba con cada nota que oía.
Estaba allí por que el palco número 5 que previamente había recordado que le guardaran estaba ocupado por el M. Raoul que al verla, finalmente reconoció a Elisabeth y aplaudió con entusiasmo al final de su actuación.

miércoles, 21 de abril de 2010

The phantom of the opera I

Una tarde de principio de otoño era un día muy ajetreado en la Opera Garnier. Las telas, cintas, vestidos y trajes volaban en los camerinos y en los almacenes del lugar, todos los actores y actrices secundarios o simplemente extras corrían a cambiarse de ropas para la escena siguiente.
En el escenario los protagonistas se movían de un lado al otro mirando como la gran Carlotta contaba su papel solista. Lo hacia de manera algo extraña y exagerada. Allí delante, justo en el patio de butacas las limpiadoras observando el ensayo hacían mala cara, la canción no estaba correctamente interpretada ni mucho menos, pero La Carlotta era de las más conocidas sopranos de Paris, según decían malas lenguas por favores a los grandes empresarios y otros mandamases.
La mujer estirada cantaba sus frases con un orgullo fuera de lugar sin, ni tan siquiera intentar ocultar el marcado acento Italiano que se adivinaba por sus erres inacabables. Su cara cuadrada con ojos azules enmarcada por una melena de tinte rojo intenso con tirabuzones se veía altiva y con gesto de asco y superioridad al mirar a los que estaban a su alrededor, sin duda ella era la estrella.
Tocó el turno a las bailarinas, que con vaporosas faldas y fulares brillantes que parecían tener vida propia, se movían con gracia y agilidad formando una red de cadenas que las unía por las muñecas. Hacían el papel de esclavas en aquella obra titulada Hanníbal.
Aparecieron entre ellas el dueño del gran teatro Monsieur Piérre acompañado por dos señores entrados en años que se comían a las chicas con los ojos y las evaluaban una por una, decidiendo quien tenía más cara de ángel, o cintura de avispa.
-Bravo, bravo. Todas jovencísimas – comentó uno de ellos.
El ensayo se paró, el M. Piérre tenía algo que decir de suma importancia y no se hizo esperar ni un segundo exigiendo silencio.
-Queridas señoras y muchachas…señores…sé que hay algunos rumores sobre una jubilación, en concreto la mía y estoy encantado de informarles que son completamente ciertos.
Empezaron a oírse agitados murmullos y preguntas sobre que pasaría con todos ellos y sus trabajos cuando les cortó de nuevo.
- Por favor! No se exalten! Estos dos señores que han venido conmigo y nos acompañan en estos momentos son los nuevos dueños del local. M. Firmin – presentó a un hombre de simpática apariencia, algo bajito y con canas en el pelo y el fino bigote – y M. Henri – indicó al otro, que a diferencia de su socio era alto y bastante corpulento y no asomaba ni una cana en su cabello.
Los recibieron con unos aplausos algo titubeantes y Carlotta corrió a presentarse personalmente dando su mano para que la besaran.
Instantes después entró por uno de los lados del fondo del escenario un chico de aproximadamente 20 años alto, atlético, con ojos como el caramelo líquido y el pelo de las mismas tonalidades recogido en una coleta. Habló.
- Siento, la tardanza y la interrupción del ensayo. Discúlpenme.
- No se disculpe Raoul! Al fin y al cabo usted es el productor y vuestros padres los duques, también.
- Muchas gracias. Sepan que estamos encantados de apoyar todas las artes en especial la Opera.
Dicho todo lo protocolario para quedar como hijo de gran familia y buena educación Piérre se lo presentó a los señores y el reparto de primera fila.
Al acabar volvieron al ensayo, para hacer una pequeña muestra de su valía. Los nuevos dueños seguían con la vista puesta en las bailarinas cuando la solista se dio cuenta y con enfado se dirigió a ellos.
-Pero como se puede ser tan baboso! Dío! Espero que les interese tanto el canto como las bailarinas, porque van a tener que buscar a otra solista!
Dio media vuelta, cogió el caniche blanco y con lacitos mimado que tenía por allí y se dirigió enfurruñada y dando gritos en italiano hacia su camerino. Los señores se quedaron congelados, que harían sin estrella? Preguntaron al M. Piérre para que les ayudara.
- Piérre, que hacemos?!?
- Humíllense – como si fuera los más normal del mundo – si quieren algo estaré en Australia.
- Pero, por que se va?!
- Por salud señores, por salud – y se marchó.
Al verse solos corrieron en pos de Carlotta.
- Siñoraa! – Llamó uno
- Oh diosa del canto! – dijo el otro.
- No somos nada sin usted!! – gritando tras ella.
La mujer fue frenando el paso esperando a que los dos nuevos pelotas le hicieran halagos de todo tipo y le dijeran una y mil veces lo hermosa que era, lo bien que cantaba y lo mucho que la necesitaban en aquel teatro de la Opera para ser algo digno de mención en la capital Parisina.

sábado, 17 de abril de 2010

Os haré caso.

Tras pensarlo mucho, he decidido que no voy a subir nada más al blog,
es broma, si lo voy ha hacer. Y he pensado que como todas vosotras haré una historia pero como mi mente no es nada creativa se me ha ocurrido que podría hacer una versión del fantasma de la opera moderna, por supuesto con algunos cambios, no me gusta el final de la original.
Os deseo mucha paciencia para que podais aguantar el coñazo que os va a caer encima...
Os quiero a todoss!

lunes, 5 de abril de 2010

Down on you

En honor al nombre del blog, la primera entrada es la canción.

Can I drive you home,
Can I crash into your life?
Can you fix my soul,
Can you break my heart tonight?

Some angels don't cry,
And we are, and we are
Just two of them,
And we're falling through the sky,
And tonight...

I'll get down on you, get down on you,
Blessed kisses waiting
I'll get down on you, get down on you,
Foreing wishes fading
Running till your arms drop
Dreams it's a point of view
I'll get down down down to get up on you,
I'll get down on you, get down on you.

Can I fill you up,
With my emptiness tonight?
Can I hold your hand
As we slip into the light?
Cause angels fall down,
And we are, and we are
Just two damaged souls,
But it's heaven where we lie.
And tonight...

I'll get down on you, get down on you,
Blessed kisses waiting.
I'll get down on you, get down on you,
Foreing wishes fading.
Running till your arms drop,
Dreams it's a point of view,
I'll get down down down to get up on you,
I'll get down on you, get down on you

We are, we are,
Angels, angels don't cry.
(We are, we are)
Two souls collide,
(We are, we are)
Come into night.

I'll get down on you, get down on you,
Blessed kisses waiting.
I'll get down on you, get down on you,
Foreing wishes fading.
Running till your arms drop,
Dreams it's a point view,
I'll get down down down to get up on you,
I'll get down on you, get down on you

Can I drive you home,
Can I crash into your life?
Can you fix my soul,
Can you break my heart tonight?